Penny Ann Mears: La primera mujer que jugó en una liga masculina

FELÍZ DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER..!

Una historia de una mujer ejemplar que rompió barreras:
PENNY ANN MEARS

*El 8 de Marzo es el Día Internacional de la Mujer.
* Mary "Penny" Ann Early es el nombre que la liga ABA, la rival de la NBA, que guardó en los libros, la historia de una mujer que no se detuvo ante la barrera social, y luchó por sus metas. Sin darse cuenta, se convirtió en una leyenda.

Eran los 70 y en la cultura estadounidense, una buena mujer de 23 años, blanca, debería estar en el hogar, atendiendo a su hogar. Así que los diarios y noticieros no daban crédito a lo que informaban: Una mujer rubia, de apenas 1.41 metros y 51 kilos, había conseguido licencia para correr carreras de caballos en Lousville.

En todo el país llegaron ecos de rechazo, indicando que ella pondría el riesgo su vida, su salud y la imagen de las mujeres en el país. Digamos que le llovió por todos lados, y sólo su familia sabía que su hija era capaz de hacer algo que le apasionaba.




El dueño de un club de baloncesto, de la ABA,  Joseph Gregory, de los Kentucky Colonels, le molestó como los medios y el público en general atacaran a una chica que podría haber sido su hija. Así que dijo "Quizás no tenga cupo en las carreras de caballos, pero lo tendrá en el basquetbol". Algunos creyeron que era sólo una estrategia comercial, pero realmente ella firmó un contrato como cualquier otro jugador y con el dinero, el dueño le dijo que si en Kentucky no le permitirían debutar, podría ir a otro estado donde si pudiera.

El entrenador del equipo Gene Rhodes pensaba que aquello era una locura, pero terminó cediendo ante la presión del dueño del equipo y los aficionados. Mary Ann Early sería un excelente jinete, pero era medio metro más pequeña que casi todos los jugadores de la liga. El dueño, le dijo, que si la metía a un juego 1 minuto o 2, sería bueno para la carrera de la chica, pues así su nombre daría la vuelta al mundo y quizá, en algún punto del globo la aceptarían en las competencias hípicas.

Y así fue. No pudo debutar en Estados Unidos, pero vino a México, donde pudo cumplir sus sueños de ser jinete profesional.

Fue el 28 de Noviembre de 1968, cuando salió a la cancha con el resto del equipo, llevando un suéter con el nombre del equipo, una falda-short y el número 3 bordado en la espalda, que era el número de veces que le habían rechazado en el deporte que tanto amaba. Los aficionados vieron escépticos como calentaba con el equipo y ensayaba algunos lanzamientos.

Durante más de 40 minutos, estuvo junto al equipo, en el banquillo viendo como transcurría el partido, y de una cosa estaba segura, entraría y haría bien su trabajo, se había preparado para ello. Lo que muchos no sabían, es que ese era el primer juego de basquetbol que había visto y jugado, en SU VIDA.

Pero cuando el partido ya expiraba, el entrenador llamó a su nombre. Mary Ann Early se acercó a pedir el cambio. El otro entrenador, y el equipo rival, vieron con cara de pocos amigos aquel hecho.

Apenas entró, el balón se le escapó de las manos en la primera intención de hacerse con un pase. Pero el equipo recuperó el balón y se pidió un tiempo fuera. La jugada estaba diseñada para que Mary Ann Early efectuara el saque hacia un compañero que saldría de una pantalla.



Aquél día una barrera más quedó derribada. A partir de los 70s, el basquetbol femenino empezó a popularizarse en todo el globo y se empezó a considerar a la mujer tan apta para practicar cualquier deporte al igual que los varones. Todos los recuentos de hazañas y récords deportivos, reconocen aquel nombre de una chica de 23 años que no le importó luchar contra todo un país. Y que salió vencedora. El resto de su vida ha sido jocker y entrenadora de caballos.

Cuando el balón fue puesto en manos de Penny Ann, hizo una pequeña finta al defensivo cercano y aventó de manera correcta para que su compañero la atrapara. Luego el entrenador la regresó el banquillo, ante una ovación que según los periodistas, nunca más se ha vuelto a escuchar tan ruidosa.

Cuando el partido terminó, tuvo que dar cientos de autógrafos y le tomaron cientos y cientos de fotos.

Nunca más volvió a jugar un partido de baloncesto en su vida.

#OkBasket
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