Columnas: Loa al baloncesto mexicano


Dos semanas extraordinarias, majestuosas y de un espectáculo inenarrable concluyeron el sábado pasado con la portentosa victoria de la Selección de Baloncesto de Venezuela sobre su similar argentino en el Campeonato FIBA Americas México 2015. Dos semanas en las que el baloncesto mexicano, pese a quedarse en el límite y no conseguir los objetivos marcados, maravilló a propios y extraños y alzó la mano con autoridad para decir, con el estruendo de más de 20 mil voces (record absoluto de FIBA Americas) asistentes al Palacio de los Deportes, que es un deporte que merece una atención mayor y que puede estar a la altura que el trabajo, apoyo y la dedicación le permitan.


Venezuela, campeón del FIBA Americas México 2015
La lógica de mi anterior conclusión es simple: la Selección Mexicana de Baloncesto que jugó este torneo (valido como primer pre olímpico para Río 2016) y que con toda certeza fue bautizada como los “12 Guerreros” es el representativo de un deporte abandonado y lastimado por quienes deberían promoverlo. Fueron 12 baloncestistas más un entrenador que han tenido que luchar contra falta de pagos, carencia de uniformes, vetos injustificados más un sinnúmero de dificultades y, sin embargo, han terminado cuartos (y primeros, invictos, en la fase inicial) y en el camino han derrotado a selecciones de primer nivel (Argentina, la número 3 del mundo, por ejemplo)
Se trata, pues, de una selección que, con muy poco o con nada, ha conseguido mucho, muchísimo. Pero, para entender esto y para darle sentido a esta publicación que intenta ser un elogio del baloncesto mexicano, vayámonos por partes y hagamos un breve recorrido por su pasado y presente.

El ini
cio

Cuando uno escucha de baloncesto mexicano casi siempre se menciona a un tal Horacio Llamas, el primer jugador miembro de la NBA. Sin embargo, lo cierto es que desde sus inicios el baloncesto mexicano tuvo un rol destacado, obtuvo una medalla de bronce en Berlín 1936 y, si nos remontamos a los años 50’s, 60’s e incluso 70’s, encontraremos que el representativo nacional era invitado regular a juegos olímpicos y competiciones internacionales.
En aquellos años dos nombres poco conocidos deben mencionarse: Manuel Raga y Arturo Guerrero. El primero es hasta la fecha uno de los jugadores históricos del club italiano Pallacanestro Varese y el primer jugador no estadounidense en ser elegido por el Draft de la NBA (1970, elección 167 de los Atlanta Hawks) pero prefirió la liga italiana para ser titular y figura allá en lugar de suplente en Estados Unidos. Y el segundo, quizá el mejor jugador de baloncesto que México haya dado, apodado “Mano Santa” por su brutal tiro de media y larga distancia.
Arturo "Mano Santa" GuerreroGuerrero, al igual que Raga, fue seleccionado para jugar por la NBA en 1968, pero debido a las normativas de aquel entonces (si jugabas para la NBA te volvías “profesional” y perdías el rango de “amateur” exigido por FIBA para jugar competiciones internacionales) rechazó la oportunidad y prefirió jugar en México, Brasil e Italia para poder representar a la selección mexicana en los juegos olímpicos de México 1968 y Montreal 1976.
Arturo “Mano Santa” Guerrero
Esa decisión siempre alabada de Guerrero ha hecho que tenga un lugar muy especial entre los aficionados y conocedores de la historia del baloncesto mexicano, sin embargo, lo cierto es que su historia y la de Raga están olvidadas por  la prensa y la televisión mexicana. Olvidadas pese a que “Mano Santa” fue elogiado a nivel mundial y su tiro fue estudiado y admirado por jugadores y entrenadores de todo el orbe (su curioisdad sobre este tremendo baloncestista la pueden saciar en este documental del Canal Once)
El hueco de los 80’s y los románticos 90’s
Después del retiro de ambos jugadores, el baloncesto mexicano pasó sin pena ni gloria en los años 80 y entro a un segundo período de gloria en la década de los 90. En lo deportivo, de la mano del mismo “Mano Santa” ya como entrenador nacional, México fue campeón de Juegos Centroamericanos y del Caribe (1990) y Juegos Panamericanos (1991), sin embargo, lo en verdad interesante de esa época fue el impacto que el deporte tuvo en la afición, cortesía de las transmisiones en televisión abierta de la mejor liga del mundo, la NBA.
Y cortesía también, claro está, de la imponente figura mediática y deportiva que era Michael Jordan. Los 90’s y los inicios de la década siguiente fueron un período, a mi gusto, romántico. Cada domingo al mediodía se transmitía un partido (gracias TV Azteca), había multitud de patrocinadores, capsulas de entrenamiento e incluso, reportes de torneos locales, ligas amateurs y jugadores nacionales destacados.
Horacio Llamas y Eduardo NájeraPor si eso no bastará, Horacio Llamas se convirtió en 1996 en el primer jugador mexicano en jugar en la NBA con los Soles de Phoenix, un camino que poco después siguió Eduardo Nájera en 2001 con los Mavericks de Dallas. Y, como cereza en el pastel, la NBA trajo partidos de pretemporada a México. Varios amistosos (el primero fue Dallas Mavericks contra Houston Rockets en 1992) e incluso uno, en 1997, de temporada regular. Fue, pues, una época de ensueño que, lamentablemente, termino violenta y desagradablemente la década siguiente.

Dividieron y vencieron
Después de esa época gloriosa se vino, literalmente, la noche. El problema inicio de hecho durante esa fantástica década, en 1995, cuando el líder de la Federación Mexicana de Baloncesto (FMB), Jorge Toussaint, empezó a incurrir en los malos manejos tan propios de los directivos nacionales. La historia a detalle no se conoce bien pero la FMB fue perdiendo fuerza y calidad, abandonando a los jugadores y las competencias hasta que, en 2008 se fundó una organización paralela denominada Asociación Deportiva Mexicana de Basquetbol (ADEMEBA)
La ADEMEBA obtuvo en muy poco tiempo el aval de la FIBA -que antes había “amenazado” a la FMB de retirar su reconocimiento si no arreglaba la difícil situación- y de la CONADE, pese a que para ello se rumoran sobornos y dádivas. Sea como fuere, ambas organizaciones se han peleado en tribunales el control del baloncesto mexicano y lo único que han hecho es dividirlo y lastimarlo.
Cortesía de su división tenemos una Liga Nacional de Baloncesto Profesional (LNBP) que, pese a ser reconocida por FIBA como la tercera mejor del continente, cada año sufre para terminar el calendario con los equipos que la iniciaron, para conseguir patrocinadores o simplemente para pagar el sueldo a sus jugadores. Tenemos, además, una selección gobernada por una autoridad fantasma que a veces les deja sin uniformes o viáticos, por decir lo menos.
Sin embargo, avanzamos.
Pese a los problemas señalados con las directivas y a que el deporte está olvidado por la prensa y la televisión, tenemos una selección competitiva que jugó un decoroso pre olímpico 2015, un jugador extraordinario que fue NBA y hoy es titular, líder y campeón en el Real Madrid (Gustavo Ayón), uno más que forma parte de la NBA con los Milwaukee Bucks (Jorge Gutiérrez) y diez -o más, si contemplamos algunos lesionados previo al torneo- que, pese a jugar en una liga problemática, le compitieron al tú por tú a baloncestistas de la NBA y de ligas europeas gracias al mandato, por cierto, de un entrenador igualmente extraordinario como Sergio Valdeolmillos (que ha trabajado gratis y ha puesto incluso de su dinero para guiar a sus chavales al éxito)
Porque, la realidad que se exhibe detrás del problema o más bien por encima del problema es muy simple: por más que las personas encargadas de fomentar y financiar el deporte se empeñen en hacer lo contrario, el deporte sobrevive y sale a delante con base en el esfuerzo incesante de quienes lo juegan por el simple gusto de jugarlo y sólo para obtener esa orgásmica satisfacción que deja ver un balón rozar las redes con ese sonido susurrante que lo acompaña.
Los 12 Guerreros (imágen realizada por AS México)Y es que lo cierto es también que pese a que el fútbol es el deporte más visto, jugado, promovido y financiado, el baloncesto es como esa oposición política que nunca ganará las elecciones pero siempre tendrá las mejores ideas y los mejores representantes. Y eso lo digo porque tengo la absoluta convicción de que, como deporte, el baloncesto crea mejores personas -en todos los sentidos- que el deporte considerado “rey.”
Además, el baloncesto es un deporte que pese al olvido y oscuridad en el que vive, cuenta con jugadores y aficionados fieles, tan fieles como lo exige una disciplina tan difícil. Los ejemplos sobran pero el más claro es este: el país que más veces ha sido elegido por la NBA para albergar partidos, pese a los problemas con sus directivos, es México (22 juegos más el próximo en diciembre) Y en cada uno de esos juegos, igual que ocurrió en el pasado pre olímpico, la afición ha sabido responder y disfrutar de este maravilloso deporte.


Los 12 Guerreros tristemente han sido reventados y criticados por aficionados (léase “pseudoaficionados”) y prensa tras la derrota con Argentina que les quitó el boleto a Juegos Olímpicos, sin embargo, desde mi trinchera quisiera hacer una franca petición: no sean infames, no se atrevan a criticar ni un poco a estos doce, por favor. Son navegantes solitarios en un mar abismal contracorriente y han sabido llevar su barco muy lejos. Y son, además, los líderes de un sueño olímpico que ha encontrado un gran bache pero que no se ha perdido y sigue vivo.

Y continua, como la lucha diaria de jugadores, entrenadores y aficionados para que este deporte vuelva al lugar que le corresponde y que se niegan en otorgarle hasta que por su propio peso lo recupere. Y lo hará, porque a diferencia de otros deportes, tiene representantes que son capaces de hacer lo que hizo Gustavo Ayón el sábado, justo después de la derrota y que dejó aquí como colofón de mi entrada:





 Por Esaú Jaimes para :  https://esjaimes.wordpress.com/2015/09/14/baloncestomx/

Imagen 12 Guerreros :  Los 12 Guerreros (imágen realizada por AS México) Resto : FIBA
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