Horacio Llamas: El primer mexicano que llegó a la luna

Llamas no quemó las redes, ni siquiera tuvo una carrera larga en la NBA, pero nadie le puede quitar el mérito: Fue el primer mexicano en la mejor liga del mundo. El nativo de El Rosario, Sinaloa, inició a jugar al baloncesto a los catorce años, y cuatro años después ya medía dos metros ocho. Su sueño era uno descabellado para un mexicano, jugar en la NBA. ¿Imposible?


Era la temporada 96-97, en pleno apogeo Michael Jordan en su regreso a las duelas y con unos aplastante Toros de Chicago llamando la atención de todo el mundo. Karl Malone era considerado por unanimidad el segundo mejor jugador del planeta, y así se confirmó cuando el Utah Jazz perdió las finales en seis partidos esa misma campaña.

Horacio Llamas anotó sus primeros puntos ante Dallas Mavericks
En medio de aquellas noticias, un pívot mexicano empezó a abarcar titulares en los medios impresos, radio y televisión de todo México y pequeños espacios en Estados Unidos. Era un muchacho que la primera vez que tomó un avión lo hizo para jugar basquetbol. Pasó por el Tec de Monterrey, jugó Campeonatos Nacionales de Primera Fuerza en México, donde cada jugador que jugaba contra él, pensaba lo mismo: "Él debería jugar en la NBA". Y eso mismo tenía como meta de vida Horacio, llegar en la NBA a competir contra los mejores.

Danny Ainge, entrenador de los Soles de Phoenix en la temporada 96-97 no le dio ningún minuto en los primeros partidos, y por nueve días sólo apoyó al equipo desde el banquillo y en los entrenamientos. Era el último día del minicontrato de 10 días de Horacio con los Soles y de no ser en este juego, no hubiera pisado tal vez nunca las duelas NBA. Fueron sólo cuatro minutos en donde encestó dos puntos, obtuvo un rebote y cometió una falta personal. Phoenix venció 109-108 a Dallas, pero en México la noticia de un con nacional pesó tanto que el partido se rezagó a un segundo plano.

Llamas fue un puntual de la selección mexicana
de la que se retiró varias veces, pero al no haber
más pívots, tuvo que seguir participanto.
¡Horacio Llamas! ¡Un mexicano! ¡¿En la NBA?! ¿Sería una broma del noticiero? No, no lo era. No era un sueño, era realidad. Tal vez la montaña más alta que escalar por un mexicano había sido alcanzada. En otros deportes, México había tenido algunos exponentes destacados a nivel mundial, como Hugo Sánchez en el fútbol soccer o Fernando Valenzuela en el béisbol de Grandes Ligas. Pero la NBA se veía como un sueño inalcanzable no sólo para un mexicano, sino para gran parte de los países de centro y Sudamérica.

Carlos Herrera de Venezuela había sido el más exitoso jugador latino, y su formula de éxito consistió en ir a estudiar a los Estados Unidos. Así que eso hizo Horacio. Luego de dominar en base a talla y estatura los torneos de primera fuerza mexicanos y de jugar en el prestigioso Tecnológico de Monterrey, Llamas ingresó a la Universidad del Grand Canyon, una relativa y desconocida universidad de la cual sólo un jugador en su historia, había logrado llegar a la NBA, pero Horacio se tenía tanta confianza, que sabiendo que si hacía un buen papel, podría llamar la atención de los ojeadores NBA, y jugó lo mejor que pudo. Fue distinguido como el jugador del año de la NCAA División II, pero no fue tomado en el draft de la NBA por no ser su historial parte de la máxima división del
baloncesto universitario. Participó en tres campamentos de selección (Chicago, Lakers y Atlanta) por invitación, pero le dieron las gracias por realizar el viaje y le mandaron de vuelta a casa con algunos souvenirs.

Sin nada que perder jugo en la CBA con los Skyforce de Sioux Falls, en donde llevaba una destacada
temporada, cuando fue llamado por los Phoenix Suns en 1996-97, quienes tenían a varios jugadores internos lesionados, por lo que se vieron obligados a contratar inicialmente a Llamas en un minicontrato de 10 días, antes de firmarlo por el resto del año.

El paso de Horacio Llamas fue muy corto, apenas 20 partidos en 96-97 y ocho partidos en 97-98 (con diminutos promedios de 2.1 puntos, 1.3 rebotes en 5 minutos por enfrentamiento, en parte por problemas de lesiones), pero fue el encargado de abrir la esperanza al básquetbol, a los aficionados de México, un lugar donde se creía que este deporte estaba agonizante por el escaso apoyo del estado y la evidente desorganización del basquetbol de oficina que proyectaba un futuro incierto para su representativo internacional. Y aun contra todo ese sistema, Llamas pudo vencer y convencer con su talla y talento y tirar algunos disparos por las redes de la NBA, lo que equivale a quebrar los imposibles. Desde los 18 años, a sus dos metros ocho centímetros y 120 kilos, ya tenía como sueño llegar a la NBA. Llegó cinco años después, a los 23 años y 228 días de vida.

Najera llegó a la NBA años después que Horacio Llamas, pero este último pasará como el primer mexicano que juega oficialmente en la liga más poderosa del mundo. Llamas continuó practicando con éxito el baloncesto en las ligas profesionales en México y tuvo un breve paso por Europa, no sólo fue la referencia absoluta en las ligas profesionales en su patria como la LNBP y el CIBACOPA. Practicamente él fue el incentivo que se crearan esas ligas y el fue la primera roca en sus respectivas edificaciones. Tuvo un paso por los Gallos de Pelea de Ciudad Juárez, los Lagartos de Tepic, los Soles de Mexicali y los Pioneros de Cancún, con quienes ganó la Liga de las Américas en 2012. Se retiró de las duelas en 2013 e inició una carrera en los banquillos, conduciendo a su equipo, Pioneros a las finales de la liga en su año debut como estratega.

@frankbermudezz
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1 comentarios:

  1. Grande Horacio aunque no durara en la NBA. Abrió la puerta para otros mexicanos abrió la espéranza si el pudo porque otros no?

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