Israel Gutiérrez, el novato que crece como la espuma

Por Sergio Sánchez para Esférico : Enlace

Quien lo ve jugar por primera vez, se imagina a un jugador que lleva muchos años en el circuito por la forma de pelear cada balón, por la fuerza que imprime en la pintura para anotar y porque no se achica ante nada y ante nadie.

Es difícil imaginar que Israel Gutiérrez Zermeño lleva tan solo dos temporadas como profesional en la Liga Nacional de Baloncesto Profesional (LNBP) y concretamente en los Halcones Rojos, equipo con el que llegó en 2014 procedente del Tecnológico de Monterrey campus Hidalgo.

Se trata pues de un novato cuya carrera crece como la espuma, de una forma que él mismo confiesa no imaginaba, pero que no es más que el producto de su constancia y disciplina.

“A base de trabajo, de mucho sacrificio vamos logrando poco a poco más cosas y con hambre de seguir por más, no hay secreto más que seguir echándole ganas y seguir entrenando”,  afirma Israel al respecto.

Como universitario, Israel Gutiérrez fue pieza clave en el título de la categoría de Primera Fuerza que obtuvo con el campus Hidalgo del Tec de Monterrey en la temporada 2013 – 2014 de la Asociación de Basquetbol Estudiantil (ABE).



“Fue una época muy bonita, cuatro años que estuve en la universidad. Cuando recién llegué habían ascendido a la primera división y los primeros dos años nos tocó batallar pero juntamos un buen grupo de compañeros y amigos, fuimos mejorando y nos tocó ser campeones universitarios; fue una de las experiencias más bonitas por haber ganado ese tan ansiado campeonato junto con mis compañeros de universidad que se vuelven tus hermanos y es una de las cosas que recuerdo no solo en el deporte sino en mi vida”.

Pero además del título, Israel fue nombrado el jugador estudiantil más valioso de la temporada. “Esas ya son cosas secundarias, lo bonito es ser campeón y ya, pero obviamente vienen esos premios individuales al esfuerzo y fue bonito que me reconocieran con ese premio que sé fue gracias al entrenador y a los compañeros, gracias al trabajo de todos y estoy agradecido por ello”.

Fue así que el jugador de 2.06 metros de altura comenzó a ser visto para saltar al profesionalismo, pero poco antes de ello, hubo una persona que confió ciegamente en él y no se equivocó. Gustavo Ayón es uno de los hombres que le dieron un gran empujón a su carrera, e influyó para que Israel formara parte del grupo que representó a México en el Mundial de Baloncesto 2014 en España, una competición imborrable para el joven jugador.


“Él es una de las personas a las que más tengo que agradecerle el apoyo en mi carrera, de hecho él fue el que me invitó a entrenar con la selección, él salió de la UPAEP y cree en las personas que nos desarrollamos aquí, me invitó, me dio la oportunidad de que me la dieran y lo demás me lo gané con base en sacrificio y esfuerzo”.

En el Mundial, Israel Gutiérrez sumó minutos de juego contra Estados Unidos y un equipo plagado de estrellas. “De las experiencias más bonitas fue los minutos que jugué contra el dream team de Estados Unidos en Barcelona, fue el partido que nos eliminaron pero el coach Valdeolmillos me dio la oportunidad de jugar tres minutos siendo que todavía era novato y quizá no estaba tan listo”.



Tras esa experiencia, Gutiérrez decidió dar un giro de 180 grados a su carrera al aceptar la oferta de Halcones Rojos e iniciar su vida en el profesionalismo, una decisión que, confiesa, no fue fácil de tomar.

“Sí, la verdad fue una decisión difícil, son decisiones que tienes que tomar, yo todavía tenía elegibilidad para jugar dos años más en el básquetbol universitario pero por ahí llegó la espinita de ser jugador profesional, me invitan a la selección, me tocó ir al Mundial y creo que decidí que era el momento de dar el salto. Es muy bonito pero muy exigente ser profesional y en la escuela continúo con los estudios, sigo con mi carrera en el Tec de Monterrey para graduarme pronto en Administración de Empresas”.

Acepta que el cambio al profesionalismo sí es una diferencia abismal. “No hay otra palabra, sí son muchas cosas que tienes que cambiar, el nivel de exigencia, de concentración, de mentalidad, los conceptos de juego, son muchas cosas pero aquí estamos, ya me siento adaptado, todavía el año pasado a lo mejor me faltaban algunas cosas y hay que seguir demostrando que sí se puede”.

Recuerda con mucho aprecio su debut con los Halcones Rojos, ante un Auditorio Benito Juárez repleto pues se jugaba el clásico contra Halcones Xalapa.  “Son de las cosas que más tengo grabadas, recuerdo que no pude tener partidos de preparación con Halcones Rojos. Las dos semanas de pretemporada que tuve las hice bien y como novato no esperas jugar tan pronto, pero el coach vio que podía jugar, el Auditorio estaba lleno por la rivalidad y en el primer cuarto me metió, entré muy nervioso y en una jugada de pick and run me la pasan y entró la canasta, fue como quitarme un peso de encima y de ahí disfruté el juego, tuve diez puntos y ganamos, así que fue algo bonito mi primer juego como profesional”.

Y aunque hoy en día forma parte de la quinteta titular del equipo, confiesa que los nervios siguen siendo parte del día a día.  “Creo que cualquier deportista siente nervio antes de competir, es normal sentir ansiedad, nervios, emoción, al final por eso estamos aquí, por esas sensaciones;  obviamente conforme vas madurando te sientes más tranquilo, pero  hay sensaciones inexplicables que solo el deporte te las da”.



Y junto con los Halcones Rojos, Israel Gutiérrez también se ha ganado un lugar dentro de los doce guerreros de la selección mexicana, mismos que hicieron vibrar al país en el Preolímpico, otro de los momentos imborrables en su carrera, más allá de que se quedaron con la espinita clavada de no haber podido avanzar de forma directa a los Juegos Olímpicos.

“Fueron sensaciones bonitas pero es agridulce el haberte quedado cerca de avanzar a Juegos Olímpicos, hicimos todo lo que estuvo en nuestras manos, le ganamos una de dos veces a Argentina que es un equipo medallista olímpico y con un historial impresionante, fue algo grande demostrar que con organización y ganas se pueden hacer muchas cosas”.

Hombre con una personalidad tranquila, que a diferencia de muchos jóvenes de su edad prefiere pasar los ratos libres estudiando y descansando de los arduos entrenamientos, Israel afirma que el básquetbol era un deporte que a los doce o trece años no le gustaba ni por error, pero a la edad de 16 las cosas cambiaron “porque cuando mides 2.06 metros no es difícil darte cuenta a qué te tienes que dedicar”.

Israel Gutiérrez es pues un jugador que tiene un futuro muy brillante por delante. De entrada forma parte ya de una generación de basquetbolistas que han demostrado ser unos auténticos guerreros, más allá de los añejos problemas por los que atraviesa el baloncesto.

Con los Halcones Rojos, y pese a que no ha sido una temporada fácil por cuestión de adeudos, Israel Gutiérrez también tiene un objetivo bien claro: “Es triste que haya problemas extra cancha que no deberían de haber, cosas que como jugador te cuesta trabajo asimilarlas y tratar de separarlas pero estoy confiado en que la gente que tiene que arreglarlo lo hará para que se vayan encaminando mejor las cosas, que se mejore todo eso y creo que la afición es la menos culpable, así que les pido que nos sigan apoyando porque vamos a seguir dando todo en la duela tratando de representar estos colores con el mayor amor posible”.

/ Esférico – Sergio Sánchez
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