Entrenador mexicano triunfando en Estados Unidos

Eli Juárez quiere que sus alumnos sean no sólo campeones en la cancha, sino en la vida
Eli Juárez impresiona.
Será por su estatura. Su porte firme. Su mirada con determinación.
Juárez es el entrenador latino de los Piratas de la escuela preparatoria Davis. El equipo obtuvo el quinto lugar el año pasado en los campeonatos estatales y a nivel estatal es actualmente considerada como una de las mejores escuadras del estado.
Sí. Se tiene que tener una personalidad fuerte, pero a la vez sabia como Juárez para ser entrenador de tan formidable equipo.
De hecho, los Piratas ya ganaron sus dos primeros partidos, los cuales no fueron moco de pavo. Primero tuvieron que derrotar a Eastmont, en un duro partido en el Sundome como parte de los juegos preparativos.
El sábado, los Piratas se enfrentaron en casa en Davis nada menos que a Sunnyside, en un partido reñido en el que el equipo del Valle Bajo dejó claro que iba por la victoria, atacando a diestra y siniestra. Sin embargo, los Piratas lograron reponerse y ganar el partido.
Juárez dice que es “un tremendo honor” estar clasificados como el mejor equipo del estado, pero que esto se debe a la gran labor que hizo la escuadra del año pasado. No obstante, el actual equipo sabe esto y está luchando con todo para poder desempeñarse bien durante los próximos veintitantos partidos que les quedan por delante.
Del campo al baloncesto
De una familia de Garza González, Nuevo León, una ciudad cerca de Monterrey, Eli Juárez nació en Houston, Texas. Sus padres eran trabajadores migrantes, siguiendo varias cosechas todo el año, cuenta mientras se aleja a los vestidores, mientras que los Piratas entrenaban en la cancha de Davis el miércoles pasado.
Desde pequeño, Juárez trabajó al lado de sus padres en las cosechas de cerezas, de rodillas, pero sus padres nunca dejaron que sus hijos dejaran los estudios, dice.
“Mis padres valoraron mucho los estudios. Todos fuimos a la escuela y todos somos profesionales”, cuenta Juárez. “Eso nos ayudó mucho. Fue cómo terminamos en el Valle de Yakima”.
Los papás de Juárez pensaron que asentarse en el Valle sería lo mejor para el estudio de sus hijos. Y así fue. La familia se quedó en Wapato.
Desde el quinto año de primaria, Juárez se interesó en el básquetbol, dice. Siguió los pasos de su hermano mayor, admirando al gran Bill Russell, el jugador afroamericano que fue condecorado el año pasado por el presidente Barack Obama.
Resultó que Juárez fue un buen jugador. Jugó en la preparatoria y obtuvo una beca que lo ayudó a graduarse de Whitman College.
Tras convertirse en maestro, con una maestría en español y literatura en español, con el tiempo Juárez se convirtió en el entrenador de la escuela preparatoria de Wenatchee, donde el equipo se destacó con varias victorias significativas.
En el 2003, Juárez aceptó el puesto de director técnico de Wapato, la escuela preparatoria para la que jugó de adolescente. Dos años después, tomó el puesto de entrenador de la preparatoria Davis.
Valores familiares
El reconocido entrenador de Davis dice que para él lo más importante es la familia. Fue por eso que optó por volver al Valle, donde tiene a sus hermanos y familiares.
“Mis padres son mis héroes”, dice.
Su esposa, quien también es maestra, trabaja en Davis, por lo que el matrimonio pasa mucho tiempo junto y eso es importante para Juárez, dice.
Pero Juárez no sólo es maestro de deportes, sino que está encargado de ayudar a unos 25 alumnos migrantes en su proceso de graduación. Pero, por supuesto, todos los conocen como el entrenador de baloncesto.
Tomando el ejemplo del gran John Wooden, el legendario entrenador de básquetbol que también le enseñaba a sus jugadores cómo ser mejores personas, Juárez dice que para él es importante que sus jugadores aprendan a ser mejor portados, más responsables, cómo aprender a no sólo aceptar mejor las victorias, sino también las derrotas.
Y eso es lo que está haciendo actualmente el equipo de Davis. Jugadores como Carlos Perea-Vijarro, quien el sábado anotó 17 puntos ante Sunnyside.
Dice Juárez: “No es aceptable hacer trampas en los exámenes, no es aceptable hacer trampas en el juego”, dice Juárez. “Tienes que pasar por tiempos duros para poder levantar el pecho y tener orgullo en lo que haces”
Por Joseph Treviño
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