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Jesús Hiram López |
CON UN EQUIPO EN EL QUE 11 DE SUS 12 INTEGRANTES SE FORMARON EN ESTADOS UNIDOS, SIETE SON MEXICANO ESTADUNIDENSES, Y CON UN ENTRENADOR ESPAÑOL DESCONOCEDOR DEL BASQUETBOL NACIONAL, PERO QUE EN 27 DÍAS ARMÓ UNA ESCUADRA POTENTE Y VELOZ, MÉXICO GANÓ MEDALLA DE PLATA EN LOS JUEGOS PANAMERICANOS DE GUADALAJARA 2011, LA PRIMERA EN 20 AÑOS, LA CUARTA EN SEIS DÉCADAS. Lorenzo Mata tiene tatuada a la virgen de Guadalupe en la pantorrilla izquierda. Lo de ser guadalupano se lo enseñó su mamá, Reyna Real, oriunda de Manzanillo, que emigró a Los Ángeles hace
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Adam Parada |
más de 30 años, donde dio a luz a su único hijo, un chamaco que hoy mide 2.05 metros y fue artífice del extraordinario resultado. Cuando era niño a Lorenzo sólo le gustaba el futbol, pero en la preparatoria, cuando tenía unos 15 años, se aficionó al baloncesto. Su statura y habilidades para este deporte le abrieron la puerta en el equipo de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), en el que militó durante cuatro años y en 2008 fue campeón en el Final Four, el torneo más importante de la National Collegiate Athletic Association (NCAA). “Lo alto no sé de dónde lo saqué, porque nadie de mi familia está así. Doy gracias, porque si no estuviera así no sé dónde anduviera ahorita. Mi mamá es muy religiosa; siempre está en la iglesia rezando porque es muy creyente en Dios y en la virgen. Pienso que sus rezos me han ayudado a ganar. Todo lo que he hecho se lo debo a ella, porque me dice que trabaje duro, que descanse bien, y me cuida hasta cuando no está conmigo. Yo soy su consentido. Le agradezco todo y por ella hago todo esto”, comenta en perfecto español. A pesar de sus números, ningún equipo de la NBA lo reclutó. Tampoco fue fichado por los Lakers ni por los Toros de Chicago cuando realizó campamentos en 2008 y 2009 con estos equipos. Así llegó a la Liga Nacional de Baloncesto Profesional (LNBP) con los Halcones de la Universidad Veracruzana, en Xalapa. Junto con Mata, Paul Stoll Hernández, Jovan Harris González, Christopher Michael Hernández Gieselman, Michael Antonio Strobbe de la Cruz, Adam Parada de los Reyes y Orlando Méndez Valdez son los basquetbolistas no nacidos en territorio nacional, pero de padre o madre mexicanos. En la LNBP militan todos los integrantes de la selección nacional. La liga está conformada por 14 equipos en los que participan 221 jugadores, de los cuales 154 son mexicanos (así se les considera sin importar que hayan nacido o no en México, siempre y cuando tengan pasaporte mexicano); 42 extranjeros (máximo tres por equipo que hayan nacido en Estados Unidos, Canadá o resto del mundo) y 25 latinos (máximo dos por equipo y son todos aquellos oriundos de Latinoamérica). Paul Stoll pertenece a los Halcones Rojos de Veracruz, equipo al que se incorporó a finales de la temporada 2010 2011. Nació en Ingham, Michigan, y es un excelente movedor que fue despreciado por la Universidad Estatal de Michigan a la cual quería ingresar para seguir los pasos de su padre, quien fue jugador colegial, pero fue rechazado porque sólo mide 1.78 metros. Jugó para la Victory University Texas Pan American y después fue convocado a la selección nacional que ganó plata en los Juegos Centroamericanos de Mayagüez 2010. En Richmond, California, nació Jovan Harris. El guardia de 1.91 metros, que pertenece a las Abejas de Guanajuato, pasó las temporadas 2007 2008 y 2008 2009 en la Liga de Desarrollo de la NBA en campamentos de entrenamiento. Hijo de Floyd y Yolanda Harris, Jovan también ha jugado en México con los Galgos de Tijuana, Lechugueros de León y Lobos Grises de Durango. Desde hace cuatro años ha formado parte del equipo tricolor. Estuvo en el Centrobasket de Santo Domingo y también en Mayagüez 2010. Chris Hernández es un sociólogo que nació en Fresno, California, y se graduó en la Universidad de Stanford, una de las más prestigiosas de Estados Unidos, donde jugó basquetbol de primer nivel. Después partió a España para jugar con el equipo Granada en la liga ACB, la más afamada en aquel país. Michael Strobbe nació en Ferguson, Missouri, y jugó para McKendree Collage, universidad privada que se ubica en el estado de Illinois; Orlando Méndez Valdez es hijo de guanajuatenses, nativo de San Antonio, y quien destacó con la Universidad de Western Kentucky. Adam Parada nació en Alta Loma, California, y formó parte del equipo de la Universidad de California Irvine. Igual que a Paul Stoll, a Jovan Harris todavía le cuesta un poco de trabajo hablar correctamente el español, y aunque los llamen pochos dice que todos son iguales: “No hay NBA, hay mexicanos o lo que sean porque cuando estás en la cancha sólo hay que jugar”. El capitán del equipo, Víctor Mariscal, comenta: “Me dolía mucho llegar a las conferencias de prensa y lo primero que nos preguntaban era: ‘¿por qué pochos en la selección?’. Les respondía: ‘No tiene nada de malo, son mexicanos y tienen la sangre mexicana, y aunque fueran naturalizados quieren sacar al basquetbol nacional adelante. Ellos están aquí para ayudarnos’”. Y añade: “La medalla de plata nos marcó para toda la vida. Es un triunfo que ninguno de mi generación logró y a mí se me dio la oportunidad de tenerlo. Mi mentalidad siempre fue la de ganar una presea. Les dije a mis compañeros: ‘vamos a ganar y olvídense si son pochos o no’. A ellos se les salían las lágrimas. Sentían horrible que los llamaran así. Y preguntaban: ‘¿Por qué nos dicen así, si somos mexicanos?’. Se sentían menospreciados. Sus familiares como podían los animaban: ‘No se preocupe, usted es mexicano. Vaya y ponga en alto el nombre del país’. “La gente se dio cuenta del espíritu, del corazón del equipo. Ahí no hubo distingos de si soy o no mexicano. Hubo una unidad de 15 personas con el cuerpo técnico y con el público que nos alentó. En mis 22 años de carrera nunca vi a una afición tan maravillada de ver luchar a su equipo con la garra del mexicano.” Mariscal, guardia y alero de 39 años, es el único integrante de la selección nacional que no ha formado parte de algún equipo del basquetbol colegial de Estados Unidos. Jesús Hiram López, de Hermosillo, Sonora, militó con la Southwest Baptist University. El chihuahuense Héctor Hernández jugó en la Universidad de Fresno State y Omar Quintero estuvo en la quinteta de la Southern Nazarene University. El capitán de la escuadra, uno de los seis jugadores de los Halcones de la UV, en Xalapa, que integraron la selección, fue el basquetbolista de mayor edad inscrito en los Panamericanos. Es uno de los emblemas del baloncesto nacional, cuyo principal atributo es la precisión de sus tiros de tres puntos en situaciones difíciles. En Guadalajara terminó en segundo lugar de ese rubro con 50% de efectividad. Su padre, Alfredo El Zurdo Mariscal, fue un beisbolista profesional que incursionó en la Liga Mexicana y en las sucursales de las Grandes Ligas, quiso que siguiera sus pasos, y para ello le consiguió un lugar en la Academia de Pastejé. Sin embargo, a sus 15 años Víctor no quería saber nada de la pelota caliente y se ocultó durante dos días en casa de un vecino para evitar el viaje. El destino le había reservado un sitio en el baloncesto, igual que a cuatro de sus hermanos. El sonorense Omar Quintero ha jugado en las ligas de España, Italia, Puerto Rico y Venezuela. Le ha entregado 14 años de su vida a la selección nacional. Su éxito deportivo lo persigue tanto como su gran afición por la lucha libre. De su infancia, en su natal Nogales, recuerda las tardes en que solía tomarse fotografías con sus ídolos durante las comidas que les ofrecía su padre, un incansable promotor de ese espectáculo. Admirador de El Santo, y ahora también de Rey Misterio y Sin Cara, en su adolescencia coincidió con Ana Guevara, a quien enfrentó en juegos de entrenamiento cuando la atleta practicaba baloncesto. Quintero, cuatro o cinco años menor que ella, formaba la quinteta que servía de sparring a quien con el tiempo llegó a ser campeona mundial en los 400 metros planos. El 26 de septiembre se anunció que el español Sergio Valdeolmillos Moreno sería el entrenador de la selección nacional. Fue contratado por la Asociación Deportiva Mexicana de Baloncesto (Ademeba) con la promesa de que la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (Conade) pagaría su salario. Fue la primera oportunidad que tuvo de dirigir a un representativo nacional, y a pesar de los inconvenientes –el tiempo encima y trabajar con jugadores que no conocía– aceptó el reto de armar un equipo competitivo. Nacido en Granada hace 44 años, Valdeolmillos llegó a la Ciudad de México el pasado 28 de septiembre con la idea de recorrer parte del país en tan sólo siete días para realizar visorías. Su agenda contenía la lista de los 26 preseleccionados, de los cuales sólo conocía “a unos cuantos”, comenta en entrevista telefónica con Proceso. El coach pudo evaluar a los prospectos al verlos en acción en algunos partidos de la LNBP. Tuvo tiempo para conocer sus movimientos en la duela y prever su desempeño al trabajar en equipo. En una conferencia de prensa se le preguntó qué opinaba del “menú mexicano”. Respondió que le apetecía el caviar y ese es (Eduardo) Nájera y (Gustavo) Ayón en principio, pero posiblemente no esté ninguno de los dos”. Un reportero le preguntó que si entonces sólo quedaban tacos. Valdeolmillos sonrió y dijo: “Son todos los demás”. Aunque Nájera se presentó a la concentración del equipo, el granadino pronto se desencantó de él. El único mexicano que milita en la NBA aseguró que deseaba participar en los Panamericanos a condición de que se le pagara un seguro médico. Luego, dijo que sólo jugaría si Horacio Llamas se integraba al conjunto, pues por trayectoria se merecía el llamado. El entrenador respondió que la selección nacional no rendía homenajes, y a Nájera le advirtió que si se quería quedar se le daría el mismo trato que a los demás jugadores. “Tenía las puertas abiertas en la selección y al final decidió no venir. De mi parte no hubo ningún inconveniente, siempre y cuando cumpliera los requisitos aplicables a los jugadores. Entiendo que cuando un jugador viene a la selección lo hace en las mismas condiciones que sus compañeros, sin privilegios por encima del resto”, expone. Y agrega: “Los jugadores trabajaron con identidad en el equipo. Eso no fue problema. Yo elegí a los jugadores, aunque hubo organismos que pretendieron que fuesen otros”. –¿Quién o quiénes le quisieron imponer jugadores? –Eso no lo voy a comentar, pero sí pretendieron hacerlo. Al final no estuvieron en Guadalajara. El trabajo garantiza los resultados, advierte, pero la aplicación de un baloncesto moderno fue la estrategia que les permitió llegar a la final. Es decir, una estrategia defensiva y ofensiva que hasta ahora no se había implantado en el baloncesto mexicano. La quinteta mexicana comenzó su participación en los Panamericanos con una derrota ante Puerto Rico por 69 73. Stoll y Mata tuvieron un buen desempeño, de tal suerte que México llegó al medio tiempo con el marcador 44 38; incluso en el tercer periodo todavía mantuvo una ventaja de 10 puntos que perdió poco a poco. El resultado fue hasta cierto punto normal, los boricuas contaban con jugadores de la NBA: Juan José Barea y Renaldo Balkman. En el segundo partido los mexicanos le pasaron encima a Canadá 79 65. México dominó el encuentro desde el principio y llegó a estar arriba hasta por 20 puntos. En el encuentro para calificar a semifinales el equipo tricolor apabulló a Argentina 83 56. México llegó a semifinales contra Estados Unidos, selección a la que no sólo no había superado en las nueve veces que en Juegos Panamericanos se habían enfrentado, sino que las derrotas fueron con abultados marcadores de hasta 44 puntos. El equipo nacional se impuso 71 55 y calificó para buscar el oro ante Puerto Rico. La selección mexicana estuvo a segundos de colgarse el oro, pero cayó en un encuentro que se definió hasta la última jugada. Con 2.36 minutos para el final, México perdió a Lorenzo Mata por acumulación de faltas. Quedaban 19 segundos. El marcador estaba 72 70. Jovan Harris cobró dos tiros desde la línea para empatar. Entonces el jugador de los Mavericks de Dallas, Juan José Barea condujo tranquilamente el balón para agotar el tiempo y a falta de dos segundos disparó el tiro con el que tomaron ventaja 74 72. Con 1.5 segundos en el reloj, Harris falló el tiro de tres de la victoria. “A lo mejor tenemos menos calidad que Puerto Rico, pero en capacidad de sacrifico y de lucha, ahí sí que somos campeones”, declaró Valdeolmillos, quien regresó a España sin cobrar su salario y, pese a todo, considera que su capítulo en el baloncesto mexicano todavía no está cerrado. “Se puede valorar la posibilidad de continuar, pero para volver tendría que ser con cierta garantía de un trabajo a mediano y a largo plazos. La liga española es la segunda del mundo después de la NBA y tengo una trayectoria de 18 años en la máxima competición de mi país que he arriesgado para ir a México. Me gustaría que el valor de la medalla brinde la posibilidad de arreglar los problemas del baloncesto mexicano”, asegura. Al término de aquel partido, el presidente Felipe Calderón fue al vestidor. Todavía emocionado por la entrega de los jugadores que presenció desde las gradas, el mandatario les prometió solucionar el conflicto que afecta a esta disciplina. Mariscal comenta que se dio este diálogo entre el mandatario y los jugadores: –Si quieren yo le entro –dijo Calderón. –Órale, por favor –respondieron los jugadores. –Los apoyo, ya vi que tienen mucha madera. Nada más falta solucionar algunas cosas –reiteró el presidente. –Ándele, ya lo dijo –le tomó la palabra Mariscal. –Ya lo dije y les prometo que esto va a cambiar –sentenció Calderón. “Víctor es el veterano, el que ha estado en todos los juegos grandes de la selección. Él nos decía todo lo que debíamos hacer. Los demás obedecíamos. Tiene nuestro respeto. Después del juego contra Estados Unidos me dio un abrazo y me dio las gracias. Me dijo que jugué muy bien y que le diera duro para el último partido. Yo quería ganar la de oro para él, por todo el trabajo que ha hecho en tantos años. No se pudo y lo siento mucho”, concluye Lorenzo Mata. Omar Quintero dice que si a Calderón no le alcanza el tiempo, al menos que deje la encomienda a su sucesor para poner fin al conflicto que ha lastrado al baloncesto: “Ojalá solucione el problema. Es la máxima autoridad en el país y para nosotros fue un honor tenerlo en el vestidor y que haya estado en el juego. Llevo 14 años en la selección y es la primera vez que me toca saludar al presidente de la República. Ya estamos generando un cambio, ya hicimos que nos voltearan a ver, y ese puede ser el inicio de algo muy bueno. Es cuestión que los federativos se pongan de acuerdo”
Artículo publicado en la revista Proceso (Vía)
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