La renovación de mentalidad de Sergio Valdeolmillos al baloncesto mexicano.

La llegada de un entrenador español completamente ajeno al ambiente del baloncesto mexicano que siempre plantó la misma cara desde que aceptó el cargo: Denme sugerencias, pero yo tomo las decisiones. Y nunca cambió su parecer. En el camino, dejó viejas glorias del baloncesto mexicana que se negaban a envejecer, y le cambio la cara, sin dudarlo, a la selección mexicana de baloncesto, buscando siempre la competitividad. Misión Cumplida.



Probablemente es lo mejor que ha hecho en muchos años el entrenador del Tecnólogico de Monterrey, Ignacio Moreno, que también es Director de Selecciones Nacionales Varoniles. Pese a que ha ganado múltiples campeonatos estudiantiles con los Borregos Salvajes, tiene muchos años tratando de lavarle la cara a las selecciones mexicanas. Y ha salido mal parado en muchas de ellas. El estuvo presente y aventando sillazos en el penoso incidente México-Uruguay en el que un partido de baloncesto terminó como espectacúlo RAW. Él tenía el cargo cuando México quedó eliminado en el torneo que daba el pase al Preolímpico en 2011, y él ha estado a cargo de las selecciones universitarias que no se pueden colar a un puesto digno, al menos como el cuarto lugar Mundial que se logró hace 11 años, cuando Eduardo Nájera participó.

Pero ha lavado encumbrado mucho su trayctoria al frente de las selecciones nacionales al contratar a Sergio Valdeolmillos como entrenador en jefe de México para estos juegos Panamericanos.

Por lo regular, otros entrenadores, cuando toman el seleccionado, al estar en desconocimiento del baloncesto mexicano, reciben una "ayudadita" para formar el preselectivo nacional. Incluso así sucedió con Nolan Richardosn, la gloria del baloncesto universitario estadounidense, "traigánme a los mejores jugadores de México, y yo los haré mejorar". Pero Sergio Valdeolmillos decidió no sentarse en la hamaca.

¿Traer? ¿Sugerir? ¿Recomendar? No, nada de eso, dijo. Quiero ver videos, quiero saber quienes son los destacados, quiero ver quienes estuvieron en la selección nacional, quiero saber cuantos jugadores mexicanos estan en la NCAA, quiero verlos en acción en sus clubes, y revisando las estadísticas históricas, y sus habilidades físicas y técnicas, haré mi elección. Nada de quedarse en el CNAR (Centro Deportivo de Alto Rendimiento) a esperar que los "recomendados" lleguen. No, señor. Ignacio Moreno, hora de hacer las maletas.

Sergio Valdeolmillos empezó a ver la realidad cruda del baloncesto mexicano. Apenas 14 equipos en la LNBP, con un par de ellos con el presupuesto tan escaso que, tratando de poner el nombre en alto, compiten en la máxima justa nacional, pero el nivel les ha quedado grande.

De los otros doce, equipos plagados de extranjeros, más extranjeros con el nombre de mexicoamericanos, y más morenos con el mote "latinos". Se rascó la cabeza, y al principio no supo que entender. Aunque nosotros solemos ver el vaso medio vacío, el lo vio rebosante. "Ya quisieramos tener allá la posibilidad de contratar tantos extranjeros provenientes de Estados Unidos, ellos hacen el juego mucho más rápido", y es cierto. La liga argentina, con su gran nivel, es como la de España, muy ordenada en cuanto a funcionamento colectivo. Incluso la brasileña, que cuenta con un gran número de atletas de raza negra, es muy mecánica.

Sólo los estadounidenses suelen jugar con desparpajo y directo al aro. Valdeolmillos expresó que México debiera explotar más la imagen de la liga, porque como espectacúlo quedó convencido.

Pero luego había que ir al trabajo, a cosas laborales. Era hora de evaluar a los mexicanos.

Lo que encontró en el archivo de equipos nacionales era que entre una seleccion pasada y otra, no había renovaciones reales, sólo algunos cambios. Horacio Llamas, por ejemplo, pasó de héroe pasada a villano presente, haciendo algo que los principio puros del baloncesto no perdonan: centros tiradores. En el baloncesto los postes no te ayudan mucho si sólo desean tirar y no se meten en la pintura. Peor aún, Sergio Valdeolmillos no iba a perdonar a nadie que estuviera pasado de peso. Así que no llamó a Llamas ni a la preselección.

Luego buscó potencia y velocidad. Entonces dejó fuera a otros jugadores que muchos dabamos por sentado debería estar, talvez más por costumbre que por scouteo real.

No podía entender cómo había jugadores mexicanos en cancha con un notable sobrepeso, no sólo en Pioneros de Cancún, sino en muchos equipos más en el país. No podía entender cómo había equipos que juegan con seis o siete jugadores, y los mexicanos mexicanos, estaban peor que aun cero a la izquierda, muy a la izquierda, en la banca. No podía entender porque armar un equipo de 12 jugadores en los que 4 o 5 no te sirven o no interesa desarrollarlos o que "te sirvan".

Sin duda una ofensa para esus jugadores, para el baloncesto, y más que todo, para los principios del baloncesto. Es verdad, en todos lados hay jugadores "números 12", pero hasta hay que tener clase para trabajar en ello.

Así que Sergio Valdeolmillos presentó sus observaciones a su retirada, de vuelta a su patria: "El baloncesto mexicano tiene que crecer en número", " se debe aprovechar la vecindad con Estados Unidos, no verlo como un muro cultural, sino como una ayuda gratuita", y "los programas de una selección se debe de hacer por periodos de 4 años, no de 20 días".

Cómo en el caso de su contrato, probablemente de un mes...y llevando a cabo sus premisas, no tuvo reparo en elegir, porque consideró lo mejor a nivel nacional, a 11 jugadores que se formaron en el baloncesto estadounidense. Once. Pero al final, con la tercer medalla panamericana en 60 años, sus teorías y observaciones tienen toda lógica. Y probablemente para la próxima selección no sean 11 los elegidos a la selección nacional: Quizás sean 12.

DONDE SE FORMARON.
Cuando su listado final incluía a Adam Parada, Michael Strobbe y Lorenzo Real, como postes, uno podía darse cuanta que sólo Jesús Hiram López era el cuarto poste, y sin embargo, también tenía años NCAA a sus espaldas.

Valdeolmillos no tenía duda que ellos eran los que mejor representarían a México, aunque todos se hubieran formado en Estados Unidos. Y la lista sigue, Paul Stoll (que no habla español), Orlando Méndez, Chris Hernández y Omar Quintero, todos o nacieron "allá", o terminaron de formarse en el baloncesto colegial estadounidense. Omar pasó por la división II de la NCAA. Al menos a él le sirvió para curriculum y confianza.

¿Jovan Harris? Ni siquiera tenemos que preguntarnos. ¿Qué tal Héctor Hernández? Estudió criminología en Fresno State.

Hasta Pedro Meza, que no pudo conseguir alguna beca en el baloncesto universitario, si participó en la preparatoria en los USA. Continuó sus estudio en el ITESM campues Laguna.

Entonces tenemos a un sólo jugador de estos 12 que si se "hizo" en México 100%, producto del esfuerzo de entrenadores mexicanos, ligas estudiantiles mexicanas y que ha militado en ligas profesionales mexicanas, al parecer, por siempre, y probablemente nunca se retire, claro, mientras tenga muñeca para disparar, que no lo haga.

El único jugador hecho en México es el guardia y alero de 38 años, Víctor Mariscal.

-Frank Bermúdez

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