Mejora tu Basquet: Otra forma de ganar

*Una de las cosas más difíciles de manejar en el deporte y en la vida es la derrota, quizás porque una de las primeras emociones que debemos enfrentar es el miedo al abandono.

LA DERROTA


Una de las cosas más difíciles de manejar en el deporte y en la vida es la derrota, quizás porque una de las primeras emociones que debemos enfrentar es el miedo al abandono. Vivimos en una sociedad en donde somos aceptados por lo que somos capaces de lograr, no por lo que somos. Pertenecemos a una sociedad que premia al ganador, pero minimiza al perdedor; tenemos la sensación de que, si no ganamos, entonces no merecemos pertenecer.

Sí, hay que admitirlo, hay gente, personas, que no saben lo que es la derrota, y tienen un secreto que les ayuda a no conocerla: nunca han luchado. El que nunca ha salido derrotado nunca ha peleado. Vencer las derrotas y trascender los fracasos son uno de los secretos de los que triunfan en la vida.  Quien no lucha no puede vencer.



La derrota trae desesperanza, desilusión, tiene la magia de borrar en segundos todo aquello que por años has podido construir. Es importante pensar que una derrota siempre abre las puertas a posibles victorias en un futuro y nos prepara para ganar en la próxima batalla, es algo circunstancial, no algo permanente, nos debe llevar a la reflexión con el fin de hacer ajustes y cambios que nos conduzcan a mejores resultados, nos desafía a sacar lo mejor que tenemos para volver a intentarlo, porque la capacidad de recuperación es una virtud que no solo fortalece nuestra confianza y autoestima sino que engrandece nuestra actitud, nos recuerda que somos vulnerables y que hagamos lo que hagamos no todas se pueden ganar.




La derrota significa el encuentro de una vía diferente. De tal manera que en estricto rigor, una derrota no es lo que se piensa como un fracaso. Puede convertirse en fracaso si no sabes elegir los rumbos correctos. Nadie se encuentra exento de dificultades. No te preguntes cómo pasó algo, pregúntate qué vamos a hacer con eso que pasó. La solución  consiste en mejorar tus destrezas. La frase “mi derrota” existe, pero la frase “mi fracaso” debe desaparecer de tu mente. No todo resbalón es una caída ni rotura de huesos. Lo que sí marca la diferencia es el significado que le damos a esa palabra. Podemos pensar que derrota es no poder alcanzar nuestros objetivos, sea porque los vemos inalcanzables, porque hay alguien que lo ha hecho mejor o que se ha orquestado una confabulación en contra  nuestra. Sin embargo, podríamos simplemente pensar que es una manera de prepararnos y ser más fuertes de cara a la consecución de un objetivo mayor.






Que sea la derrota  un paso necesario hacia el éxito, que te inspire a seguir luchando, que te desafíe a seguir intentándolo. 


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