La pobreza y el hambre en las comunidades indígenas triquis

La pobreza y el hambre en las comunidades indígenas triquis.
Hemos empezado una seria de actividades para proyectar a los niños indígenas triquis de Oaxaca, donde a más de uno se les enseño una educación alternativa, por medio del deporte, parece mentira que un balón pudiera cambiar el rumbo de la historia de la niñez indígena, desde el 2010 hasta la fecha se lograron 3 cambios importantes en la región en beneficio de esta niñez olvidadas por todos y que hoy colegio y comunidad del basquetbol les abre sus puertas,

La primera: Rescate escolar hoy cada niño y niña, está ya comprometido con el estudio cosa que antes no el estudio no era una forma de vida, menos una salida. Hoy entendieron que el estudio es la razón de su vida y la salida más fuerte para su futuro.

La segunda:  integración del 90% de las comunidades triquis, cuando antes era imposible que más de 5 comunidades trabajaran juntas, hoy demostrando que este programa educativo deportivo, unión a las 21 comunidades de las 25 que existen en la región indígena triqui.

La tercera: proyección a cada niño, por medio del deporte donde tienen convivencias con otros colegios y otros estados, donde más de un colegio les ofrece becas a los niños indígenas triquis.

Fue una gran hazaña el poder que un niño indígena pueda participar en este tipo de eventos deportivos donde son muchos los procesos que nuestros niños triquis avanzaron a los primeros plano a nivel nacional siendo así un ejemplo para sus pueblos y muchas comunidades indígenas de otros estados ya que en su natal Oaxaca no son tomados en cuenta por diferencias políticas y de marginación.

Cual es un proceso de un seleccionado indígena triqui.

·         Tener un promedio mínimo de 8.5 en la escuela
·         Ayudar en casa (con todas las labores del hogar)
·         Respetar a sus padres y maestros
·         Entrenar en su comunidad 2 horas diarias
·         Asistir al evento estudiantil ara poder quedar clasificado en la beca deportiva (campamento de verano)
·         Estar en los campamentos de verano (un mes y medio), campamento de semana santa (una semana), campamento de invierno (dos semanas). En estos campamentos deben de asistir a sus clases de regularización, talleres de superación y liderazgo, platicas de medicina del deporte y nutrición, más sus entrenamientos que son 4 horas diarias, para quedar seleccionado.
Cada proceso es para formar mejores ciudadanos con mejores formas de vida.

Cada uno de nosotros tiene o cree tener una imagen clara y palpable de qué es este mal. Sin embargo, la claridad de nuestra imagen individual de pobreza tiende a evadirnos a medida que se hace requisito presentarla y aplicarla de forma colectiva.
¿Qué es pobreza? A primera vista, buscar una definición de pobreza parece una proposición redundante y hasta inútil, puesto que cada uno de nosotros tiene o cree tener una imagen clara y palpable de que es este mal. Sin embargo, la claridad de nuestra imagen individual de pobreza tiende a evadirnos a medida que se hace requisito presentarla y aplicarla de forma colectiva en términos de acciones y políticas nacionales dirigidas a reducir este problema.

A mi juicio, esta propiedad esquiva de nuestro entendimiento colectivo de pobreza nos impide conciliar la naturaleza, la prioridad y las expectativas de las acciones y políticas que, para aliviarla, de forma independiente o en conjunto, deben poner en práctica los diferentes sectores de nuestra sociedad. Al no contar el país con un concepto amplio que abarque las distintas perspectivas que, acerca de esta condición tienen los diferentes actores sociales, cada uno de ellos utilizará su cuota de poder para impulsar las propuestas que más se acerquen a su concepción individual del problema. O bien de la misma forma, utilizaran su influencia para combatir, abierta o ideológicamente, aquellas iniciativas que impulsan otros grupos y que ellos consideran equivocados o poco efectivos. El resultado de este tipo de interacción es de propensión de los diversos sectores a proponer e implementar acciones aisladas cuyo impacto en contra de este mal social se verá mediatizado, por su propio aislacionismo, por su falta de consenso y por el constante debate que cuestiona la efectividad de la acción tomada. De esta idea se desprende entonces, que la falta de un entendimiento común de nuestra pobreza es un dilema eminentemente político cuya solución solo se puede encontrar vía liderazgo y diálogo en esta misma arena.

Ahora bien, al margen del desafío que de por sí sugiere la búsqueda de una solución en el plano político, considero que existe un criterio ideológico, o más bien una sobre racionalización conceptual, que interfiere con la posibilidad de encontrar puntos comunes en la discusión de nuestra pobreza. Me refiero al empeño que tenemos en tratar de definir y de entender este problema casi exclusivamente bajo la óptica de los indicadores económicos.

Con esta afirmación no quiero quitar mérito a los beneficios que nos brindan los índices macroeconómicos como herramientas para ayudar a medir e interpretar la pobreza y, mucho menos se debe entender que esta posición infiere no reconocer que el avance económico es pieza fundamental para el desarrollo humano. Mi punto es que, insistir en ver este tema principalmente bajo el lente de los indicadores cuantitativos nos induce a aceptar una noción estrecha de pobreza que utiliza el indicador como el factor que modela nuestro entendimiento del problema, dejando por fuera o sin suficiente valor, otros elementos esenciales para la comprensión colectiva de este complejo mal social.

Es un error pensar que mejorar en algunos de nuestros indicadores económicos se traduce, inequívocamente, en un logro en nuestros esfuerzos hacia combatir la pobreza. Esta línea de pensamiento tiene una falta de origen porque define pobreza en base al (los) instrumento (s) que usamos para medir el problema, en vez de, en función del objeto de nuestras acciones. Dicho de otra manera, nuestras acciones y políticas contra la pobreza deben estar dirigidas a reducir las verdaderas carencias sociales que la componen y no hacia los vehículos o medios que, en potencia, pueden hacer posible la ejecución efectiva y exitosa de estas mismas acciones y políticas. Puesto de forma más simple, lograr un incremento en el PIB, por dar un ejemplo, no debe ser nuestra meta para aliviar nuestra pobreza, sino el medio para cumplir con nuestros objetivos de reducir los diversos males sociales que nos aquejan.

Sobrevalorar una concepción de pobreza basada principalmente en lo económico, en cifras de ingreso, o en el mejor de los casos, en cifras de consumo, es un error que nos llevará cada vez más lejos de la realidad humana de este problema y de la posibilidad de tomar decisiones efectivas para el beneficio de nuestra sociedad y de los actores que la componen. Considero que estos conceptos son particularmente ciertos en un país como Panamá, en donde el obstáculo central de nuestro desarrollo social no es nuestra falta de potencial para crecer, sino nuestra incapacidad de poder distribuir equitativa y eficazmente eso que podemos producir.

La pobreza de nuestro país se debe entender como un problema de múltiples facetas cuya definición no se puede simplificar a la lectura e interpretación de unos indicadores económicos o, por otro lado, enmarcar dentro de esas ideologías estatizantes que propugnan algunos sectores supuestamente populares. Nuestra pobreza es un mal social multidimensional que se puede atacar equitativamente y con pragmatismo desde varios ángulos y en varios frentes con acciones y políticas que no son excluyentes.

Y e hambre

Los abajo firmantes, mujeres y hombres de ciencia, de letras y diferentes entre nosotros por la religión, la historia o la cultura, que hemos sido premiados porque buscamos, honramos y veneramos la verdad en la vida y vida en la verdad, a fin de que nuestras obras sean un testimonio universal de diálogo, de fraternidad y de civilización común en la paz y en el progreso.

Dirigimos un llamamiento a todos los hombres y todas las mujeres de buena voluntad, a los poderosos y a los humildes, cada uno de ellos con sus propias responsabilidades, para que cientos de millones de personas que agonizan a causa del hambre y del subdesarrollo, víctimas del desorden político y económico internacional que reina en la actualidad, puedan volver a la vida.

Está teniendo lugar un holocausto sin precedentes, cuyo horror abarca en un sólo año el espanto de las masacres que nuestras generaciones conocieron en la primera mitad de este siglo y que desborda por momentos el perímetro de la barbarie y de la muerte, no solamente en el mundo, sino también en nuestras conciencias.

Todos aquellos que denuncian y combaten este holocausto están unánimemente de acuerdo en que el motivo principal de esta tragedia es de carácter político.

Es necesaria una nueva voluntad política y una nueva forma de organizar esta voluntad, que tenga como objetivo prioritario superar las causas de este exterminio y evitar sus efectos.

Es necesario elaborar, escoger y realizar inmediatamente un método y un procedimiento adecuado, tanto si se trata de los ya existentes como de los que se puedan imaginar. Es necesario que un conjunto de proyectos convergentes y que correspondan con la pluralidad de las fuerzas, de las responsabilidades y de las conciencias asegure la vida en donde no se halla más que muerte.

Es necesario que las más altas autoridades internacionales, los Estados y los pueblos - tan a menudo mantenidos en la ignorancia sobre las posibilidades concretas de una política de vida y de salvación - tal y como reivindicaron angustiadas algunas de las más altas autoridades espirituales de la Tierra, actúen, uniéndose o unidas por la acción, con objetivos determinados, seguros y adecuados con el objeto de atacar y vencer la muerte que se extiende, acosa, y condena a gran parte de la humanidad.

Hay que sublevarse contra el falso realismo que incita a resignarse a una fatalidad, que en realidad es el producto de la política y del "desorden establecido".
Es necesario luchar de manera realista para que se realice lo posible en vez de desperdiciarlo - tal vez para siempre.
Es necesario que se conviertan en algo positivo esas modas y esos gestos de asistencia que tan fácilmente dejan la conciencia tranquila pero que no salvan a aquellos a quienes están destinadas, así como esas utopías crueles y estériles que sacrifican a los hombres de hoy en aras de un proyecto de hombre, y a la sociedad de hoy en aras de un proyecto de sociedad.

Es necesario que los ciudadanos y los responsables políticos elijan y voten, en sus respectivos niveles, electorales o parlamentarios, de gobierno o internacionales, nuevas leyes, nuevos presupuestos, nuevos proyectos o nuevas iniciativas que sean inmediatamente puestas en práctica para salvar a millones de seres humanos de la malnutrición y del subdesarrollo y cientos de millones de seres a cada nueva generación, de la muerte a causa del hambre.

Es necesario que todos y cada uno demos valor de ley al deber de salvar a los seres vivos y de no matar y no exterminar aunque sea por inercia, por omisión o por indiferencia.

Los poderosos de la tierra son responsables, pero no son los únicos.

Si los que no tienen ni el poder ni las armas no se resignasen a la apatía; si fueran cada vez más los que declarasen no obedecer ninguna otra ley que la ley fundamental de los derechos humanos y de los pueblos, que es ante todo el Derecho y el derecho a la vida; si éstos mismos se organizasen y utilizasen sus pocas pero duraderas armas - las armas de la democracia política, las grandes acciones no violentas, al estilo de Gandhi - proponiéndose e imponiendo posibilidades y objetivos cada vez más delimitados y adecuados; si todo esto sucediese, nuestra época dejaría de ser una época catastrófica. Y ya no sería una posibilidad sino una certeza.

Nuestro saber no puede limitarse únicamente en contemplar impertérritos e irresponsables el trágico final que se avecina.

Nuestro saber, que nos dice que la humanidad corre peligro de muerte, debe ser ciencia de la esperanza y ciencia salvadora, sustancia de las cosas en las que creemos y confiamos.

Si los medios de información, si los poderosos que nos han querido honrar con las muestras de agradecimiento con las que nos han agasajado consienten en escuchar y en hacer escuchar en esta ocasión nuestra voz, nuestra obra, así como la de todos aquellos que actúan por una misma causa, si mujeres y hombres supieran, si se les informase, no nos cabe la menor duda de que el futuro sería diferente de ese que hoy por hoy se muestra indefectible
Es necesario tomar una decisión, actuar, crear, vivir y hacer vivir.

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