No hay corona, hay sutura.



Casi se corona, pero en vez de campeonato, Ayón recibe seis puntos de sutura, ya que el muy listo se resbaló con una botella de vidrio, anteriormente usada de proyectil, no contra el, sino contra los contrarios.

Aficionados que entran a la fuerza, que invaden la cancha, que no están contentos con el marcador de su equipo, perdiendo justo a un triunfo de la gloria. Un entrenador que reclama todo, que aunque no es Javier Aguirre (pateando jugadores contrarios sin querer), si reclama cada jugada que no le beneficia a su equipo, los árbitros en tela de juicio por un demente que no acepta otra cosa que triunfo, una directiva que quiere celebrar el titulo, ganar el campeonato, levantar el trofeo, y y celebrar, cerrar el changarro y ya. Nada que no fuera eso era aceptado, o siquiera pensado como una posibilidad.

Pero se olvidaron de un factor muy importante.

El otro equipo iba a mandar a la duela a 5 jugadores, con dos brazos cada uno, y al menos antes del inicio del juego, dos brazos sanos también.

Y este equipo se dedicó a jugarse el pellejo como el equipo chico, sacando una ventaja ligera, ganando el partido en patio ajeno, jugando con la presión del rival, obligado a "ganar" .

¿El resultado? Es lo de menos. El campeonato venezolano se jugará otro día, este ya no.

Como bien dijo el genial José Rubicco Huertas.

Perdió el basquetbol.

Perdió la liga venezolana.

Perdió Gustavo Ayón.

Pero sobre todo, ha sido visto la ridiculez de la farsa que es la Directiva de Marinos (Si, el equipo de Ayón), que fue quien propicio todo esto. Mañana pedirán una disculpa. Mañana pagarán las cuentas de hospital. Mañana dirán que tomarán medidas para que no pase otra vez. Mientras el baloncesto europeo seguirá sonriendo burlonamente ante los intentos de las ligas latinas.

Y no queda mas que trabajar y hacer que gane el baloncesto, en Venezuela, en Puerto Rico, en México. Donde Sea. Como consigna que quede campeón cualquier equipo, como aquellos Detroit Pistons en 2005 que perdieron la final ante San Antonio en 7 juegos. Nadie aventó a la duela ni un chicle. Ningún jugador de los perdedores dio un puñetazo. No hubo gritos de llanto. Solo un ganador y un perdedor en el score,

Y el baloncesto de ganador.

Eso es lo que cuenta. Que el baloncesto no pierda.


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