LA PRESION
En principio no es un objeto físico concreto y
tangible. No la podemos ver ni la podemos tocar, pero sabemos que existe, condiciona las conductas y el juicio de las
personas. Excede al deporte y se encuentra en todos los ámbitos de la vida.
Es una sensación psíquica, netamente psicológica, lo que no quiere decir que no
tenga existencia real.
Ni hablar de que la vida fuera el precio de la
derrota como era el caso de los gladiadores. Sin embargo al hacer la
comparación, se presenta como lógica y comprensible, es difícil explicar las
causas de la misma. Hay jugadores que resisten la tensión y salen airosos,
otros se ponen nerviosos y ejecutan con torpeza todo aquello que en los
entrenamientos hacían fácil, eficiente y fluido. Es una prueba, un desafío, un reto,
es una tensión psicológica producto
de un juego de fuerzas opuestas, dos oponentes en pugna.
Al igual que el estrés, un
grado de presión aumenta la eficiencia pero luego la relación se invierte y a
mayor presión comienza una disminución de la misma. Cada jugador tiene un
nivel hasta donde puede soportar o tolerar la presión sin perder eficacia. No
solo existen marcadas diferencias entre distintas personas sino también entre
diferentes momentos en una misma persona. La
presión se enlaza íntimamente con la angustia escénica, surge ante
un momento de definición donde la realidad se va a modificar de modo
significativo y el jugador tiene una responsabilidad directa en el desenlace de
la situación.
Hay presiones NEGATIVAS, de hostilidad, como
jugar de visitante, el público abuchea o insulta buscando intimidar. Y presiones
POSITIVAS, de aliento, de estímulo, como jugar de local. Ambas pueden
intimidar al jugador, la primera es la más comprensible, pero en la segunda
existe el temor a defraudar al otro, a no cumplir con lo que se espera de uno.
La forma en que un jugador puede manejar la presión
es otra de las diferencias entre los jugadores comunes y los grandes campeones.
Los primeros disminuyen su rendimiento frente a la presión, se intimidan, se
ponen nerviosos y erráticos, mientras que los segundos se agrandan, aumentan su
eficiencia y mantienen la serenidad suficiente para definir los partidos en los
momentos más críticos.
Depende del sujeto disfrutar o padecer. Hay más presión
en ciertos campeonatos o torneos porque son fruto de la trascendencia social
que tienen. Surgen de una valoración colectiva, de un consenso social. No son
otra cosa que eso. Si el deportista está demasiado inmerso de esa connotación grupal,
está demasiado presionado y puede tender a la inhibición.
La forma en que siente la presión depende netamente
del jugador, de como se haga depositario de las angustias y deseos colectivos o
que pueda abstraerse de estas ansiedades y no las tome a su cargo. Si logra
entender que no está en el mundo para cumplir con las expectativas de los otros
podrá estar más libre. EL JUGADOR QUE NO
PUEDE FILTRAR ADECUADAMENTE LA PRESION, PAGA EL ALTO COSTO DE ESTA FRACASANDO
EN LOS MOMENTOS CLAVES.
De Violeta para Gaceta Deportiva..http://gacetadeportiva.net/deporte-con-puntos-y-comas-el-peor-rival/
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