Un chapulín descalzo por el mundo

La historia de los niños triqui –una etnia indígena afincada en una zona aislada y montañosa de Oaxaca, llamada el nudo Mixteco– ha sido contada una y otra vez desde que irrumpieron en las noticias a nivel nacional e internacional en el verano de 2013. Son niños indígenas que juegan muy bien al básquetbol, argumento que por sí mismo resulta atractivo para periodistas y cineastas que quieren contar la historia a todo tipo de públicos.

Los niños son tan buenos que se han ganado varias invitaciones para participar en torneos internacionales, como representantes deportivos de México en otros países; y, sin querer, se han convertido también en una especie de embajadores de la diversidad cultural mexicana.

Triquis Oaxaca


Pero la historia tiene un ingrediente adicional: los niños que entrena Sergio Ramírez Zúñiga, su principal impulsor y merecido ganador del Premio Nacional del Deporte 2014, tienen la peculiaridad de jugar descalzos, a pata pelona, sin zapatos deportivos de por medio que amortigüe su trote y los brincos que dan en canchas de tierra, cemento o duela.

¿Cómo contar otra vez esta historia desde un ángulo diferente? La idea no pudo llegar en un mejor momento para la incipiente carrera profesional de Francisca D’Acosta y Ramiro Pedraza, dos jóvenes mexicanos estudiantes de cine que se encontraron por casualidad en Barcelona.

Cuando D’Acosta devoró por primera vez todos los videos de YouTube y las noticias relacionadas con los triqui, le invadió un sentimiento de nostalgia por lo mexicano, «por la quesadilla, la casa», esa sensación que llega al estar fuera del país por una larga temporada. Como miles o quizá millones, quedó cautivada por esos pequeños basquetbolistas descalzos. Y como un mexicano en el extranjero no puede pasar desapercibido por otro connacional, lo inevitable sucedió: un día D’Acosta se topó con Pedraza en la Filmoteca de Barcelona. Coincidieron con el cine y llevaron su plática a un café, lugar en donde la originaria de la ciudad de México –y también radicada en Ensenada– le comentó al regiomontano su idea de filmar algo relacionado con los triquis. A la semana siguiente, como si este guión ya estuviera planeado, ambos se enteraron que los niños visitarían Barcelona para participar en un torneo internacional. Y se empezaron a mover.


Tobias So' Xquia Teaser+Fondeadora from Ramiro E. Pedraza on Vimeo.

De inmediato contactaron al entrenador Sergio Ramírez, quien les dio todas las facilidades para que pudieran filmarlos durante los siete días que se quedarían en Barcelona. Además de cargar con su equipo fílmico en todo momento, D’Acosta y Pedraza también hicieron las veces de guías turísticos para los visitantes oaxaqueños. Los llevaron al Barrio Gótico y, plan con maña, a una histórica cancha de basquetbol cerca del museo CCCB. Según me platica D’Acosta en conversación vía Skype desde Barcelona, ahí se da un fenómeno multicultural curioso: en las retas de básquet se puede ver la pluralidad de nacionalidades que radican en Barcelona. Y ahora la cancha de la calle Valldonzella no sólo ha sido pisada por los pies descalzos de Tobías, uno de los niños triquis de México, esas canastas también han visto encestar a Kobe Bryant, el jugador de los Lakers.

Tobías tiene doce años y es mejor conocido entre sus compañeros como So’ Xquia, que quiere decir chapulín. Durante los siete días de rodaje en Barcelona y después, durante el mes completo que estuvieron conviviendo con los amigos y la familia de los triquis en Oaxaca, los realizadores se dieron cuenta que el protagonista de su historia tenía que ser él.


D’Acosta y Pedraza me comentan que encontraron en Tobías «los atributos que queríamos que nuestro personaje tuviera: orgullo de su país, que fuera un buen jugador de básquet, con un tipo de carisma y que tuviera muy claro lo que quería… una especie de líder en el equipo».
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